miércoles, 10 de octubre de 2012

Ficción,pero no ciencia ficción

He visto esta entrada en el blog de Reflexiones Intrascendentes y la verdad es que me ha hecho algo mas que gracia el relato que narra ahí,porque lo que cuenta  lo he vivido en parte por así decirlo.
La primera parte de alguien que te viene a decir:"Juegas a rol,verdad?Venga,confiesalo soy tu colega" la he visto y en cierta forma la he vivido  y la verdad es que llega un momento en que pasa de no comprender de que va el tema a la indignación y casi al cabreo,ya que la gente en este puñetero país asocia los juegos de rol con todo lo malo y chungo que uno se puede imaginar.
La parte del fútbol también la he vivido.Aunque nunca he ido a un estadio de fútbol ni a un partido que no se jugara en el patio de un colegio,recuerdo algunas tardes en casa de mis tíos en Portugalete.
Ellos,bueno mi tía porque mi tío ha fallecido hace cosa de cuatro años, tienen su casa muy cerca del campo del equipo local y cuando he ido a verles en fin de semana,sobre todo cuando era crío, muchas veces coincidía con una tarde partido.Y aunque entre la casa de ellos y el campo hay una hilera de casas y un pequeño descampado no era difícil que ,si uno escuchaba con atención si no había ruido en la casa,percibir los aullidos y gritos con palabras sueltas de la gente en las gradas del campo aun con las ventanas cerradas.Y,eso si, mas de una vez he estado en un bar un dia de partido,por lo que supongo que viendo como se comportan algunos en un bar me hago una idea de como lo hacen en un sitio con un montón de gente y escudados en el anonimato.
Sabéis?Siempre me ha llamado mucho la atención la cantidad de similitudes que hay entre la gente de los juegos de rol y wargames y la gente que va al fútbol solo que unos ciertos comportamientos son menos que anecdoticos pero el colectivo entero esta mal visto y sin remedio,mientras en en el otro los comportamientos deplorables no son ni mucho menos anecdoticos y están mucho mejor vistos o en el peor de los casos,para ellos,tolerados.
Cosa, por otra parte,lógica pues mientras que los JdR y los Wargames no mueven pasta y son un blanco fácil para servir de cabeza de turco o de coletilla interesante para una noticia escabrosas porque no tienen a nadie que nos defienda fuera del mundillo de los propios JdR/Wargames,los deportes de masas si mueven mucha pasta y para meterse con un club importante hay que estar muy loco o tener algo infalible.
Pero no todo es malo,si lo pensamos bien.Por ejemplo,si salgo a la ventana de la cocina con una camiseta de algunas jornadas de rol,el vecino de enfrente(Que es una joyita de tío por lo que me han contado los que viven debajo de el...) seguirá pasando de mi,cosa que igual no hace si salgo con una camiseta del F.C Eibar,por ejemplo(Equipo vasco y con equipación azul y grana...),aunque bueno,no se dará el caso,pues no me gusta el fútbol y dios sabrá donde esta esa camiseta.
Que no digan que uno lo ve todo negro...aunque sea su color preferido.
Aquí os dejo el relato.Ficción,pero no ciencia ficción,como decía un profesor mio.

"Lamento no contaros las memorias de nuestro Freaky, pero recientes informativos del nodo, digo la 1, han demostrado lo peligroso que puede llegar a ser un par de dados de diez caras…

Tengo un amigo que se preocupa por mí, pero con total sinceridad, el pobre es un tipo muy bien intencionado y con una ejemplar conducta convenientemente socializada. Este amigo mío, que si se pierde los nodos de Urdaci, es porque estaba viendo los de Antena 3, vino a mí escandalizado.

-El otro día estuve en tu casa, tú no estabas, y vi algo que me tiene francamente preocupado- se dirigió a mí con su paternal mano sobre mi hombro.
-¿Qué viste?
-No te hagas el tonto. Lo he visto.

Me miró fijamente, esperando una confesión. La seriedad de su semblante era mayor a la que me había tenido que acostumbrar desde que se dejó el bigote y se peinó el flequillo hacia la derecha. Más incómodo por el silencio y, por qué no, por el hecho de que me estén clavando la mirada sin pestañear durante más tiempo de lo que aconsejaría cualquier oculista, insistí.

-En serio, ¿Qué coño viste?
-Un juego de rol, lo he visto, se te había olvidado guardarlo. Estaba sobre la mesa.
-Era eso -evité reírme en ese momento porque veía venir por dónde iban los tiros- te refieres a mi juego de rol.
-Sé sincero, ¿Tú juegas al rol?
-Sí, yo juego.
-¿y lo saben en tu casa?
-Lo intuyen.
-Tienes que dejarlo ya. ¿Has visto la tele?

En ese momento me vino a la cabeza aquella noticia que estuvo pululando por ciertos canales de desinformación. Unos depravados habían intentado cortarle en dedo a una chiquilla, en la noticia llegaban a decir que los sospechosos jugaban al rol en lugares ocultos y que aquel acto vandálico era parte del juego de rol, una especie de trofeo.

-Lo cierto es que cada vez veo menos la tele, está llena de basura.
-Yo sólo veo los documentales de la dos -sí, claro- y los telediarios para mantenerme informado.
-Pues si lo que quieres es informarte, olvida los telediarios, los periodistas de hoy en día no están al servicio de la información, sino al de la manipulación.
-Exageras.
-¿Quieres estar informado de lo que es un juego de rol? Pues no te voy a pedir que te leas un libro, te voy a invitar a casa de unos amigos y, si quieres, juegas con nosotros o simplemente observa.
-De acuerdo -me respondió desconfiado- pero que conste que unos amigos míos que tengo sabrán en todo momento en dónde me encuentro.

Llegó el día de la partida. Ahí estaban mis amigos, sentados alrededor de una mesa, con una taza de té enfrente de ellos y unas galletas. Le sonrieron.

-¿Quieres jugar? -Dijo Vito, el director de juego- puedo darte un personaje predefinido…
-No, gracias, sólo estoy aquí para observar.
-Como quieras, mira te presentaré la peña, éste de aquí es Goyo, llevará un mercenario en la Tierra Media; este otro se llama Sergio y hará de un elfo mago; Pedro, el que está a mi derecha, tendrá un elfo que es un noble; Luis, el que ves con un escudo del Sevilla, hará de jinete de Rockham; Germán será un montaraz y yo, un corsario.

La respuesta de mi amigo fue un gesto de desconfianza.
La tarde fue lo que cualquier rolero ya sabe, una partida de personajes se enfrenta a una serie de problemas propuestos por el director del juego; los dados y nuestra imaginación actuando en equipo, consiguen, al menos, pasar una agradable tarde sentados alrededor de una mesa, hablando, riendo y compartiendo alguna cervecilla o algunas patatitas.

A la salida le pregunté.
-¿Te parecemos peligrosos?
-No, por ahora no, pero eso no me parece muy normal. Es decir, os ponéis a decir que matáis a gente y les cortáis la cabeza. De ahí a hacerlo, no sé qué queda…
-¿Qué es lo normal para ti?
-Pues, no sé, el fútbol, por ejemplo. Tú tendrías que venir un día conmigo al campo. Mira por dónde, esta semana viene el mejor equipo del mundo a jugar, yo tengo unos amiguetes que son de ahí, vente y verás lo que es pasarlo bien.

Dada la buena intención que había puesto mi amigo, opté por acompañarle.
Llegado el día, me encontré primero que había que pagar la entrada, 20 euros la más barata. Empezamos bien.
Mi amigo se acercó a unas quince personas, todas con la cabeza rapada, bufandas con hachas, banderas con esvásticas y camisetas del Real Madrid. Tras una serie de saludos y botes de rigor cantando “este partido, lo vamos a ganar”, se percataron de mi presencia.
-¿Quién es ése?
-Es un colega que nunca ha ido al fútbol.
-No será maricón.
Saludé cordialmente con la mano y la más inofensiva sonrisa que podía mostrar, sin enseñar los dientes, claro, para no mostrar signo alguno de amenaza.

Subimos al estadio y, tras unos empujones, apretones, nos situamos en el centro de una barrera policial, en un limitado espacio en el que juraría que no cabría físicamente la gente que allí había.

Comenzó el partido.

Tras unos minutos de rigor, con peloteo de una a otra parte, un delantero corre con la pelota, le da un codazo a un defensa y se escapa por velocidad hasta que un defensa le pega una patada en la rodilla. El delantero llora en el césped. Los amigos de mi amigo gritan cosas ininteligibles. Alzan las manos violentamente, en una ocasión recibo un golpe en la oreja. Los policías empiezan a mirar nuestra zona porque, no sé cómo, parece que alguien ha hecho una hoguera o algo así por delante.
Los defensas de un equipo están a punto de liarse a tortas con los delanteros del otro.

-Árbitro cabrón, hijo de puta. -grita mi amigo.
-Habría que rajarle el cuello -responde su amigo.
-Ya nos desquitaremos -grita el gigante que está detrás mío y que me da mucho miedo.
El partido continúa. No ha pasado gran cosa. Llega el descanso y cada uno saca un bocadillo y todavía no han terminado de comérselo cuando comienza la parte final.
Hay más de lo mismo. Un jugador de un equipo se escapa de dos tipos con unos regates.

-Ese tío no tiene que llegar al área, rómpele la pierna, hijo de puta.
Dice el que está detrás mío, en todo este tiempo, cada vez que ha dicho “hijo de puta” me ha decorado la nuca con deliciosas migas con saliva. No me giro a decirle nada porque en estos momentos estoy muy ocupado en que no me dé un infarto.

Finalmente, un defensa se tira para hacerle daño en la pierna al de los regates y éste cae y se lo tienen que llevar en camilla. En fin.
En una jugada que no pude ver muy bien porque sucedió en el otro lado del campo, alguien mete un gol, sí veo que lo celebra haciendo el corte de manga y tocándose los genitales. Me doy cuenta de que ese tipo sale en anuncios de la tele que mi sobrina de once años tiene un póster suyo colgado en la pared y mi sobrino pidió su camiseta para su cumpleaños.

El de atrás, en vez de alegrarse de que su equipo hubiera metido un gol, grita con un tono preocupantemente enfadado, con su cuello lleno de venas hinchadas, la cara colorada, la boca desencajada y una mirada que asustaría al pit bull de mi vecino.

-Gooooooool. Chupádmela cabroneeeeeeeeeeees.
Gracias a Dios, termina el partido. Los amigos de mis amigos van a ir a celebrarlo a una plaza y a “cascar a la morralla”.
-¿Te ha gustado? -me pregunta mi amigo que no parece haberse dado cuenta de nada.
-Bueno… Esto no me parece muy normal. Es decir, os ponéis a decir que matáis a gente y que les rajáis los cuellos. Entiendo porqué el fútbol provoca más muertes y actos de vandalismo en un año que el rol en diez, lo que no entiendo por qué los servicios de desinformación fomentan esta masificación irreflexiva de personas.
-¿Tú has seguido la trayectoria de un equipo, con sus goles, su posición en la tabla, sus triunfos?
-No.
-Entonces ya entiendo por qué no te gusta el fútbol, no puedes comprender lo que es sentir como tuyas las alegrías del equipo al que le has cogido cariño…
-¿Y tú has leído alguna vez un libro por propia voluntad?
-No.
-Entonces ya entiendo por qué no te gusta el rol, no puedes comprender lo que es sentir como tuyas las aventuras de los héroes a los que les has cogido cariño…"

por Francisco Corbacho

3 comentarios:

  1. Lo que mucha gente no sabe es que ellos "también" son unos frikis, si, del futbol, de la musica, de los coches, etc...pero es más raro ver a un tio que disfruta jugando con "figuritas", he imaginadose situaciones y cosas que no existen...Llevo jugando a Wargames y Juegos de Rol desde que tenía 11 años, no he matado a nadie y no estoy loco...y el futbol me parece una jodida gilipollez, pero no voy por ahí diciendoles que tienen un problema, por querer matar a alguien que a fallado un gol, o a pitado mal una jugada...Hay que respetar.

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  2. A mi no me gusta que llamen a los futboleros frikis. A mi me gusta ser friki, y me siento orgulloso de ello, de ver las cosas desde una perspectiva diferente.

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  3. Venga, comparto otra yo. Breve para no saturar. Mediados de los años 90.

    Poco más que críos en el portal de un colega que venía con libreta y manual de la biblioteca de prepararse la aventura. Habíamos pasado por su casa a confirmar partida y su madre nos dijo que estaba al llegar para comer, así que esperamos en el portal.

    Hablando con él, pasa un individuo de unos 40-50 años. Nosotros no lo conocíamos, pero nuestro máster sí, vista la reacción en su cara. Nos espetó directamente:
    - Eso que es?... Un juego de rol?
    (asentimos)
    - Que sepaís - continuó él - Que tengo órdenes de las autoridades de denunciar a todos los jugadores de rol que encuentre.

    Y se largó. Nos quedamos un poco patidifusos, yo algo indignado, que era proto-punkie entonces, y mi amigo el máster algo acongojado, supongo que porque se chivarán. ¿Quién es ese tipo? le pregunté.

    - El panadero de la esquina.

    Desde entonces, y hasta que perdimos contacto, abundaron los chistes sobre panaderos espías en nuestro roleo que se alarmaban ante funestas pruebas de delito como un manual de El Príncipe Valiente (novedad o casi entonces, vaya).

    La sociedad y esos tiempos. Supongo que pretendía asustarnos para librarnos de ese gran mal. Fracasó.

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